miércoles, 25 de noviembre de 2020

 Solía estar solamente enamorada o despechada, alternaba entre estos estados según me aburría de mi actualidad, siempre tenía un ex-novio por el cual sentirme triste, una relación perfecta que se rompió, o una relación tan estable que me empezaba a volver loca...


Siempre pensando que más podría mejorar o agregar, conocí a un hombre quién fue el más relevante hasta ahora, sin embargo, mi tendencia hacia el auto-sabotaje terminó esa relación también, después de esa relación yo esperaba volverme más sana, para no extrañarlo empecé a salir con la peor pareja que aun no sabría, tendría en la vida.


Me volví tóxica, codependiente, perdí mi autoestima una milésima a la vez... 


Era una adicción odiarlo a morir y luego volver a tratarlo mal (o pensar que era yo quién lo trataba mal, porque como descubriría después, la que más se estaba fragmentando era yo)


Después de por fin cerrar esa etapa de mi vida empece a estresarme porque mi estatus no volvía a cambiar, estaba eternamente soltera, cada que consideraba un nuevo prospecto como pareja sucedía lo mismo, causaba un impacto monumental al principio de la relación y despues de poco tiempo la otra persona parecía no soportarme, parecía intimidarse, se alejaba, lo cual me hacía reaccionar peor y descartarlo.


Eventualmente comencé a preocuparme de que nada hubiera funcionado, creí que aún extrañaba a mi ex (el bueno, no el tóxico), me ponía a pensar en él y en porque fracasó esa relación, en que ya esta feliz, en que yo no era la mejor opción, hasta que agoté ese recuerdo y no pude atribuirle más culpa.


Comencé a culpar a otros factores, a las personas, a no tener feedback, al haber tenido un ex tóxico, a mi carácter, etc. Empecé a bajar mis estándares y a pensar que no merecía lo que quería conseguir... Es curioso como tu mente puede convencerte de ciertas cosas, acomodar las circunstancias y tomar elementos o situaciones aleatorias y contextualizarlas para ganar el argumento.


A que viene todo esto? quiero resumir lo aprendido en una frase, cuando algo malo te pasa, "tomate el tiempo que necesites para volver a ser tu mismo"